LEY APROBADA
Soy Expedicionaria al Desierto Blanco, un título que el Congreso Nacional autoriza a usar a quienes invernamos en alguna de las bases argentinas. Amo la Antártida y trabajo para ayudar a conservarla. Desde mi trabajo como asesora en el Senado, he colaborado con los Senadores para redactar proyectos que han logrado tratamiento parlamentario. Uno de ellos -iniciativa del Senador Nicolás Fernández- es la declaratoria de sitios protegidos en la Base Esperanza y en la Isla Paulet, que acaba de ser convertido en ley (Nº26.621):
Artículo 1° – Declárase monumento histórico nacional la cabaña de piedra conocida como “Choza de los suecos”, situada en la Base “Esperanza” de la provincia
de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (latitud 63° 24’ S, longitud 56° 59’ W).
Art. 2° – Declárase sepulcro histórico a la tumba de
un expedicionario.
Art. 3° – Declárase bien de interés histórico la pirca ubicada en el punto más alto de la isla Paulet,
en la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (latitud 63° 34’ S, longitud 55° 45’ W).
Art. 4° – El organismo de aplicación tendrá a su cargo la preservación del acervo histórico de este conjunto y su entorno, en consonancia con la ley 12.665 y las
normas del Tratado Antártico.
Art. 5° – Comuníquese al Poder Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Artículo 1° – Declárase monumento histórico nacional la cabaña de piedra conocida como “Choza de los suecos”, situada en la Base “Esperanza” de la provincia
de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (latitud 63° 24’ S, longitud 56° 59’ W).
Art. 2° – Declárase sepulcro histórico a la tumba de
un expedicionario.
Art. 3° – Declárase bien de interés histórico la pirca ubicada en el punto más alto de la isla Paulet,
en la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (latitud 63° 34’ S, longitud 55° 45’ W).
Art. 4° – El organismo de aplicación tendrá a su cargo la preservación del acervo histórico de este conjunto y su entorno, en consonancia con la ley 12.665 y las
normas del Tratado Antártico.
Art. 5° – Comuníquese al Poder Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
La Constitución Nacional de 1994 ratifica y actualiza, en sus artículos 41 y 42 el rol indelegable del Estado en la protección del patrimonio cultural.
El grupo de antiguas y precarias construcciones que se propone declarar Monumento Histórico Nacional en este proyecto, ubicado en la Isla Paulet, en los 63º 34’ Lat S, 55º 45’ Long W, forma parte de un conjunto más vasto que incluye la Choza de los Suecos de la Base Esperanza, y la Cabaña Snow Hill en la Isla Cerro Nevado, 12 kilómetros al oeste de la Base Marambio. Sólo este último está comprendido en los monumentos históricos de la República Argentina, bajo la custodia que la ley 12.665 le confiere a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos. En el marco del Tratado Antártico, se han establecido lazos de cooperación con el Gobierno de Suecia para la coordinación de cualquier acción de preservación y puesta en valor. Un ejemplo de ello es el homenaje realizado durante la campaña antártica 2004-2005, del que da cuenta el diario Tiempo Fueguino, el 8 de marzo de 2005:
CULMINO LA SEGUNDA ETAPA DE LA CAMPAÑA ANTARTICA 2004-2005Arriba a Ushuaia el Rompehielos Almirante IrizarMartes, 08 marzo a las 00:45:22
El amarre en el puerto local del buque de la Armada está previsto para mañana. Continúa su itinerario de reabastecimiento y repliegue. USHUAIA - A días que concluya la segunda etapa de la Campaña Antártica, el rompehielos ARA Almirante Irizar culminó con el reabastecimiento y repliegue de las diferentes bases antárticas y se apresta a ingresar al puerto de esta ciudad. En esta segunda etapa estuvo fondeado frente a la base Marambio, y Bahía Esperanza, donde los helicópteros Sea King realizaron un puente aéreo para que el personal antártico pudiese abordar el avión Hércules C-130 con destino final a Buenos Aires, previa escala en Río Gallegos. El ARA Almirante Irizar en su derrotero por la Antártida, antes de llegar a Ushuaia, visitará el refugio Gurruchaga y las bases Jubany , Cámara y Decepción. Durante la navegación hacia la Base Esperanza, hizo una escala en la isla Paulet. Allí, representantes de la embajada de Suecia en Argentina, junto al Comandante Conjunto Antártico y de la Fuerza Naval Antártica, Capitán de Navío Gabriel Urchipía, colocaron una placa en homenaje a los 20 náufragos que invernaron en la isla Paulet en 1903
Este proyecto recoge el concepto de la protección integral que más allá de preservar vestigios tangibles, aborda la tarea de rescatar del olvido el patrimonio intangible, que en el caso que nos ocupa, se trata del relato de una hazaña protagonizada por el género humano en su búsqueda de mayores conocimientos y avances científicos.
Los tres sitios (Snow Hill, Bahía Esperanza y la Isla Paulet) sirvieron de refugio durante varios meses, a los miembros de la expedición del doctor Otto Nordenskjöld, cuyo barco, el Antarctic, naufragó en el mar de Weddell en el año 1902.
La expedición sueca formaba parte de la gran expedición antártica de la que participaban varios países, y que se gestó en los congresos internacionales de geografía finiseculares (Londres 1895-Berlín 1899) con el objetivo de develar los misterios del desconocido continente austral.Buenos Aires era el principal puerto de recalada de las expediciones antárticas. Así llega, en diciembre de 1901, la expedición sueca del doctor Otto Nordenskjöld. Esta expedición del sabio sueco, que ya había realizado estudios en la Tierra del Fuego en el año 1895, a instancias de su amigo personal el perito Francisco Pascasio Moreno, se preparó para invernar en la costa Este de la península Antártica. Llevaba como antecedente del conocimiento en la zona, la expedición que el veteranos de los mares polares Carl Anton Larsen, realizó en los años 1892 y 1893. En aquella oportunidad Larsen encontró y recogió los primeros fósiles vegetales y marinos hallados en la Antártida en la isla Seymour (Marambio), hoy guardado en el museo ballenero de Sandefjord, Noruega.Iba a bordo el Alférez José María Sobral. En febrero de 1902 decidieron armar una vivienda traída de Suecia, en la isla Snow Hill (Cerro Nevado). Allí quedaron seis miembros de la expedición incluido José María Sobral. El buque partió hacia el norte para realizar investigaciones en tierra del Fuego, Islas Malvinas e Islas Georgias del Sur, durante el tiempo de la invernada. A cargo de estos trabajos iba el doctor Gunnar Andersson, segundo jefe de la expedición científica.En diciembre de 1902 el Antarctic, completó carbón en Ushuaia, puso proa al sur desde Tierra del Fuego y se dirigió a la costa oeste de la península, para completar los trabajos de relevamiento y muestreo de fauna y flora, para luego dirigirse a la cabaña de invierno. Desafortunadamente, el canal de acceso al mar de Weddell (estrecho Antarctic) estaba cerrado por los hielos hasta donde alcanza la vista. Por ello Andersson decidió, junto a dos voluntarios, desembarcar en las proximidades del lugar y dirigirse a pie hasta Cerro Nevado. Allí esperarían el buque, que intentaría llegar por fuera de las islas Joinville, pero si éste no regresaba, irían al sitio que desde aquel tiempo se llama bahía Esperanza (Hoppet vik).
El buque tentó la ruta prevista pero fue prisionero de los hielos y luego de una prolongada lucha, destruido por la presión glaciar, se hundió al suroeste de la isla Paulet. Embarcados en témpanos, los náufragos deambularon al son de los vientos y las corrientes durante 18 días. Por fin, hallándose a unas 10 millas de la isla Paulet, echaron los botes al agua con los elementos salvados del naufragio y luego de más de 6 horas de bogar, en el límite de la flotabilidad y de las fuerzas, alcanzaron la costa norte de la isla, donde se asienta una importante pingüinera. Allí construyeron una choza de piedra con lajas y se dedicaron a aprovisionarse con huevos de pingüino y carne de foca.Así quedó la expedición sueca separada en tres grupos incomunicados en un continente inhóspito, inmenso, sólo habitado por ellos. Cada uno comprendería por su lado que deberían pasar un nuevo invierno antártico.
El grupo de Nordenskjöld y Sobral, al darse cuenta que el mar seguía congelado, comenzó a considerar seriamente la posibilidad de tener que realizar otra invernada inesperada en el mismo lugar, sin sospechar del naufragio del buque que esperaban. Ante esta situación se dedicaron a cazar pingüinos y focas en el mayor número posible, que les brindarían combustible, alimento y abrigo. Los tres suecos dejados en bahía Esperanza con víveres para treinta días, también siguieron esperando infructuosamente la aparición del Antarctic. Pasado el verano, construyeron un refugio rectangular de piedras y, al igual que sus compañeros, se proveyeron de materiales para subsistir. La gran colonia de nidificación de pingüinos y los asentamientos de focas y lobos marinos en Esperanza habrán resultado claves para contar con elementos para pasar el invierno. Una vez que mejoraron las condiciones meteorológicas, hacia la primavera de 1903, decidieron emprender nuevamente la marcha para ubicar al grupo de Nordenskjöld en la isla Cerro Nevado, aprovechando que podían caminar por los hielos que cubrían el mar.
Por su lado, el 29 de septiembre de 1903 Nordenskjöld partió también caminando por el hielo marino junto a uno de sus hombres, Jonassen, en un viaje de reconocimiento hacia la isla James Ross. El 12 de octubre, casi completado el viaje, tuvieron un insólito encuentro: cuando pasaban al norte de la isla del Diablo que está sobre la costa norte de la isla Vega, avistaron, a lo lejos, tres figuras en movimiento.
Se trataba de Andersson, Duse y Grunden, sus tres compañeros dejados en la bahía Esperanza. Regresan todos juntos para Cerro Nevado.
Por otro lado, a fines de octubre, el capitán del barco, Larsen, que había pasado el invierno con los náufragos del Antarctic en la isla Paulet, rema hasta Bahía Esperanza para buscar finalmente a quienes había dejado en febrero con la intención de regresar en un mes. Pero sólo hallará las señales dejadas por Andersson y sus compañeros. Deciden seguir sus pasos y a principios de noviembre logran llegar a Cerro Nevado, reuniéndose con quienes allí se encontraban.
En tanto, al no tenerse noticias de la expedición sueca, la alarma cundió en el mundo. Se montaron varias expediciones de salvamento. La Argentina a instancias del doctor Francisco Pascasio Moreno, organizó la propia, preparándose para ello una vieja cañonera de la Armada, la corbeta “Uruguay”. Su casco fue reforzado con planchas de acero para resistir el embate de los témpanos, se le cambió la arboladura y la máquina de vapor. El 8 de octubre de 1903 al mando del capitán Julián Irizar, partieron del puerto de Buenos Aires hacia cerro Nevado. Llegaron el 7 de noviembre para rescatar parte de los expedicionarios suecos y al alférez Sobral. Al día siguiente salieron hacia la isla Paulet donde llegaron el 11 de noviembre de 1903, reuniéndose finalmente todos los miembros de la expedición sueca.
Aprovechando el buen tiempo, se dirigieron hacia Esperanza para recoger las cajas con fósiles que Andersson había juntado, de los cuales no encuentran una parte, y luego continuaron hacia el norte.Durante el viaje de regreso, perdieron el palo mayor y el trinquete. El 22 de noviembre llegaron a Santa Cruz, desde donde enviaron un mensaje telegráfico comunicando el éxito del rescate y por último el 2 de diciembre de 1903, cien mil personas concentradas en el puerto de Buenos Aires, recibieron a la orgullosa corbeta, con sus pasajeros a bordo.
Señala el historiador antártico Ricardo Capdevila, que el éxito de la expedición de rescate tuvo, naturalmente, una significativa resonancia internacional, especialmente entre los círculos científicos y náuticos. Por ser estos sitios testimonios de una expedición que llevó a bordo a una figura como el Alférez Sobral, por haber sido rescatados por una corbeta argentina, por sus logros científicos y el temple de sus protagonistas, descuento el apoyo de los señores legisladores para la aprobación del presente proyecto.
La Constitución Nacional de 1994 ratifica y actualiza, en sus artículos 41 y 42 el rol indelegable del Estado en la protección del patrimonio cultural.
El grupo de antiguas y precarias construcciones que se propone declarar Monumento Histórico Nacional en este proyecto, ubicado en la Isla Paulet, en los 63º 34’ Lat S, 55º 45’ Long W, forma parte de un conjunto más vasto que incluye la Choza de los Suecos de la Base Esperanza, y la Cabaña Snow Hill en la Isla Cerro Nevado, 12 kilómetros al oeste de la Base Marambio. Sólo este último está comprendido en los monumentos históricos de la República Argentina, bajo la custodia que la ley 12.665 le confiere a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos. En el marco del Tratado Antártico, se han establecido lazos de cooperación con el Gobierno de Suecia para la coordinación de cualquier acción de preservación y puesta en valor. Un ejemplo de ello es el homenaje realizado durante la campaña antártica 2004-2005, del que da cuenta el diario Tiempo Fueguino, el 8 de marzo de 2005:
CULMINO LA SEGUNDA ETAPA DE LA CAMPAÑA ANTARTICA 2004-2005Arriba a Ushuaia el Rompehielos Almirante IrizarMartes, 08 marzo a las 00:45:22
El amarre en el puerto local del buque de la Armada está previsto para mañana. Continúa su itinerario de reabastecimiento y repliegue. USHUAIA - A días que concluya la segunda etapa de la Campaña Antártica, el rompehielos ARA Almirante Irizar culminó con el reabastecimiento y repliegue de las diferentes bases antárticas y se apresta a ingresar al puerto de esta ciudad. En esta segunda etapa estuvo fondeado frente a la base Marambio, y Bahía Esperanza, donde los helicópteros Sea King realizaron un puente aéreo para que el personal antártico pudiese abordar el avión Hércules C-130 con destino final a Buenos Aires, previa escala en Río Gallegos. El ARA Almirante Irizar en su derrotero por la Antártida, antes de llegar a Ushuaia, visitará el refugio Gurruchaga y las bases Jubany , Cámara y Decepción. Durante la navegación hacia la Base Esperanza, hizo una escala en la isla Paulet. Allí, representantes de la embajada de Suecia en Argentina, junto al Comandante Conjunto Antártico y de la Fuerza Naval Antártica, Capitán de Navío Gabriel Urchipía, colocaron una placa en homenaje a los 20 náufragos que invernaron en la isla Paulet en 1903
Este proyecto recoge el concepto de la protección integral que más allá de preservar vestigios tangibles, aborda la tarea de rescatar del olvido el patrimonio intangible, que en el caso que nos ocupa, se trata del relato de una hazaña protagonizada por el género humano en su búsqueda de mayores conocimientos y avances científicos.
Los tres sitios (Snow Hill, Bahía Esperanza y la Isla Paulet) sirvieron de refugio durante varios meses, a los miembros de la expedición del doctor Otto Nordenskjöld, cuyo barco, el Antarctic, naufragó en el mar de Weddell en el año 1902.
La expedición sueca formaba parte de la gran expedición antártica de la que participaban varios países, y que se gestó en los congresos internacionales de geografía finiseculares (Londres 1895-Berlín 1899) con el objetivo de develar los misterios del desconocido continente austral.Buenos Aires era el principal puerto de recalada de las expediciones antárticas. Así llega, en diciembre de 1901, la expedición sueca del doctor Otto Nordenskjöld. Esta expedición del sabio sueco, que ya había realizado estudios en la Tierra del Fuego en el año 1895, a instancias de su amigo personal el perito Francisco Pascasio Moreno, se preparó para invernar en la costa Este de la península Antártica. Llevaba como antecedente del conocimiento en la zona, la expedición que el veteranos de los mares polares Carl Anton Larsen, realizó en los años 1892 y 1893. En aquella oportunidad Larsen encontró y recogió los primeros fósiles vegetales y marinos hallados en la Antártida en la isla Seymour (Marambio), hoy guardado en el museo ballenero de Sandefjord, Noruega.Iba a bordo el Alférez José María Sobral. En febrero de 1902 decidieron armar una vivienda traída de Suecia, en la isla Snow Hill (Cerro Nevado). Allí quedaron seis miembros de la expedición incluido José María Sobral. El buque partió hacia el norte para realizar investigaciones en tierra del Fuego, Islas Malvinas e Islas Georgias del Sur, durante el tiempo de la invernada. A cargo de estos trabajos iba el doctor Gunnar Andersson, segundo jefe de la expedición científica.En diciembre de 1902 el Antarctic, completó carbón en Ushuaia, puso proa al sur desde Tierra del Fuego y se dirigió a la costa oeste de la península, para completar los trabajos de relevamiento y muestreo de fauna y flora, para luego dirigirse a la cabaña de invierno. Desafortunadamente, el canal de acceso al mar de Weddell (estrecho Antarctic) estaba cerrado por los hielos hasta donde alcanza la vista. Por ello Andersson decidió, junto a dos voluntarios, desembarcar en las proximidades del lugar y dirigirse a pie hasta Cerro Nevado. Allí esperarían el buque, que intentaría llegar por fuera de las islas Joinville, pero si éste no regresaba, irían al sitio que desde aquel tiempo se llama bahía Esperanza (Hoppet vik).
El buque tentó la ruta prevista pero fue prisionero de los hielos y luego de una prolongada lucha, destruido por la presión glaciar, se hundió al suroeste de la isla Paulet. Embarcados en témpanos, los náufragos deambularon al son de los vientos y las corrientes durante 18 días. Por fin, hallándose a unas 10 millas de la isla Paulet, echaron los botes al agua con los elementos salvados del naufragio y luego de más de 6 horas de bogar, en el límite de la flotabilidad y de las fuerzas, alcanzaron la costa norte de la isla, donde se asienta una importante pingüinera. Allí construyeron una choza de piedra con lajas y se dedicaron a aprovisionarse con huevos de pingüino y carne de foca.Así quedó la expedición sueca separada en tres grupos incomunicados en un continente inhóspito, inmenso, sólo habitado por ellos. Cada uno comprendería por su lado que deberían pasar un nuevo invierno antártico.
El grupo de Nordenskjöld y Sobral, al darse cuenta que el mar seguía congelado, comenzó a considerar seriamente la posibilidad de tener que realizar otra invernada inesperada en el mismo lugar, sin sospechar del naufragio del buque que esperaban. Ante esta situación se dedicaron a cazar pingüinos y focas en el mayor número posible, que les brindarían combustible, alimento y abrigo. Los tres suecos dejados en bahía Esperanza con víveres para treinta días, también siguieron esperando infructuosamente la aparición del Antarctic. Pasado el verano, construyeron un refugio rectangular de piedras y, al igual que sus compañeros, se proveyeron de materiales para subsistir. La gran colonia de nidificación de pingüinos y los asentamientos de focas y lobos marinos en Esperanza habrán resultado claves para contar con elementos para pasar el invierno. Una vez que mejoraron las condiciones meteorológicas, hacia la primavera de 1903, decidieron emprender nuevamente la marcha para ubicar al grupo de Nordenskjöld en la isla Cerro Nevado, aprovechando que podían caminar por los hielos que cubrían el mar.
Por su lado, el 29 de septiembre de 1903 Nordenskjöld partió también caminando por el hielo marino junto a uno de sus hombres, Jonassen, en un viaje de reconocimiento hacia la isla James Ross. El 12 de octubre, casi completado el viaje, tuvieron un insólito encuentro: cuando pasaban al norte de la isla del Diablo que está sobre la costa norte de la isla Vega, avistaron, a lo lejos, tres figuras en movimiento.
Se trataba de Andersson, Duse y Grunden, sus tres compañeros dejados en la bahía Esperanza. Regresan todos juntos para Cerro Nevado.
Por otro lado, a fines de octubre, el capitán del barco, Larsen, que había pasado el invierno con los náufragos del Antarctic en la isla Paulet, rema hasta Bahía Esperanza para buscar finalmente a quienes había dejado en febrero con la intención de regresar en un mes. Pero sólo hallará las señales dejadas por Andersson y sus compañeros. Deciden seguir sus pasos y a principios de noviembre logran llegar a Cerro Nevado, reuniéndose con quienes allí se encontraban.
En tanto, al no tenerse noticias de la expedición sueca, la alarma cundió en el mundo. Se montaron varias expediciones de salvamento. La Argentina a instancias del doctor Francisco Pascasio Moreno, organizó la propia, preparándose para ello una vieja cañonera de la Armada, la corbeta “Uruguay”. Su casco fue reforzado con planchas de acero para resistir el embate de los témpanos, se le cambió la arboladura y la máquina de vapor. El 8 de octubre de 1903 al mando del capitán Julián Irizar, partieron del puerto de Buenos Aires hacia cerro Nevado. Llegaron el 7 de noviembre para rescatar parte de los expedicionarios suecos y al alférez Sobral. Al día siguiente salieron hacia la isla Paulet donde llegaron el 11 de noviembre de 1903, reuniéndose finalmente todos los miembros de la expedición sueca.
Aprovechando el buen tiempo, se dirigieron hacia Esperanza para recoger las cajas con fósiles que Andersson había juntado, de los cuales no encuentran una parte, y luego continuaron hacia el norte.Durante el viaje de regreso, perdieron el palo mayor y el trinquete. El 22 de noviembre llegaron a Santa Cruz, desde donde enviaron un mensaje telegráfico comunicando el éxito del rescate y por último el 2 de diciembre de 1903, cien mil personas concentradas en el puerto de Buenos Aires, recibieron a la orgullosa corbeta, con sus pasajeros a bordo.
Señala el historiador antártico Ricardo Capdevila, que el éxito de la expedición de rescate tuvo, naturalmente, una significativa resonancia internacional, especialmente entre los círculos científicos y náuticos. Por ser estos sitios testimonios de una expedición que llevó a bordo a una figura como el Alférez Sobral, por haber sido rescatados por una corbeta argentina, por sus logros científicos y el temple de sus protagonistas, descuento el apoyo de los señores legisladores para la aprobación del presente proyecto.
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