ECOTURISMO Y TURISMO SOSTENIBLE

ECOTURISMO y TURISMO SOSTENIBLE: ¿ A MERCED DEL MERCADO O A FAVOR DE LA COMUNIDAD Y SU AMBIENTE?

Todas las definiciones del término ecoturismo[1] incluyen un condicionante: la participación de las comunidades locales, que serían beneficiadas socio-económicamente con el desarrollo del mismo.
Algo similar sucede con el concepto de turismo sustentable o sostenible, entendido como el desarrollo de esta actividad sin afectar el ambiente, para que el mismo esté en condiciones de ser disfrutado por las futuras generaciones.
Anne Vigna, en Le Monde Diplomatique de agosto 2006, habla de los “falsarios del ecoturismo” (en la edición francesa de julio 2006[2], “Les charlatans du tourisme vert”), como aquellas personas o instituciones que se esconden tras este disfraz para imponer proyectos que, lejos de haber sido consultados con las tan mentadas poblaciones locales, atraen fondos internacionales –por ejemplo, del Global Heritage Fund, o del BID, por mencionar sólo dos- que serían usados al arbitrio de autoridades nacionales, o locales, sin tener en cuenta ni la participación comunitaria ni una justa distribución de los beneficios a generar.
Por su parte el sitio www.ecoportal.net, en una nota firmada por la “Comunidad Tawantinsuyu”, alerta sobre los “efectos perversos del ecoturismo”, en áreas con especies únicas que estarían siendo perturbadas por la creciente afluencia de turistas. Si así fuera, no estaríamos ante una práctica ecoturística (repasemos las definiciones) ni sustentable, porque no se darían los supuestos básicos: si el visitante no contribuye con la protección de la naturaleza y con el bienestar de las poblaciones locales, no es un ecoturista ni su actividad garantiza que los recursos se sustenten en el tiempo.
El proceso para la puesta en valor ecoturístico internacional de un sitio pareciera ser el siguiente: alguien (organismo oficial, ONG, arqueólogo, antropólogo) “descubre” la potencialidad de un sitio para el ecoturismo, el lugar logra algún estatus de protección reconocido internacionalmente, y luego se busca –proyecto mediante- la ansiada financiación. Es un largo proceso.
En la Cumbre Mundial del Ecoturismo (Québec, 2002), los escasos miembros de las comunidades autóctonas o locales, reclamaron por ser escuchados directamente y no a través de tantas organizaciones que dicen actuar en representación de ellos.
La participación por lo general es entendida como la convocatoria a la comunidad para realizar talleres y reuniones de sensibilización, concientización y capacitación[3]. Lo cual es encomiable y positivo. Pero, ¿cómo se aseguran en nuestro país la participación y la distribución de los ingresos que genere el turismo para los pobladores locales? Es una pregunta difícil de responder sin tener a la vista todos los planes y proyectos en marcha. Pero al menos hagamos un ejercicio de introducción al tema.

Los casos

Según la información de la página web de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, hay dos experiencias piloto en nuestro país, para el desarrollo del turismo sustentable, con financiación del PNUD[4]: en la Reserva de Biosfera Laguna Blanca (Catamarca), y en el sitio Ramsar Laguna Brava (La Rioja). Ambos casos son presentados con el mismo texto: “La Reserva...ha sido seleccionada para llevar adelante la experiencia piloto de aplicación de la estrategia para el turismo sostenible. En el mes de mayo se iniciaron las tareas de campo de las que participaron, además de los técnicos de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, autoridades provinciales y municipales. En la actualidad se avanza en la definición del tipo de equipamiento a construir, sus dimensiones y localización. Las tareas de sensibilización y capacitación en Laguna Blanca, están previstas para fines de septiembre, momento en el que el clima es menos riguroso. Asimismo, se trabaja en la constitución de un Comité de Gestión de la Reserva”.
Luego de explicar que casi todos los sitios MAB (siglas de “El Hombre y la Biosfera” en inglés, Programa de Naciones Unidas) y RAMSAR (nombre de la ciudad de Irán donde se firmó la Convención sobre los Humedales en 1971) no han logrado encauzar un desarrollo sostenible, se expresa en la página web que el programa ha generado un producto para abordar esta problemática para el sistema de áreas protegidas de la Argentina, conformado por Reservas de Biosfera y Sitios Ramsar.
Entre las actividades que enumera, está la de dotar de equipamiento e infraestructura básicos para su funcionamiento como “modelo de demostración”, generando capacidades en la comunidad local. Los resultados, concluye, redundarán en beneficio sobre la comunidad internacional, nacional y local. Sin embargo, desde el organismo se aclara que en Laguna Brava –creada en 1980 para preservar a las comunidades de vicuñas y guanacos- no hay población local, siendo las localidades más cercanas, Alto y Bajo Jagüel.
El caso de Laguna Blanca es diferente. Allí habitan los “lagunistos”, pastores de la puna catamarqueña, en las localidades de Villa Vil (500 habitantes) y Santa María, camino a Antofagasta de la Sierra. Los vehículos pasan a 20 kilómetros de allí y se espera poder atraer a los turistas, desarrollando servicios y proponiendo actividades como caminatas y visitas a sitios arqueológicos. En los proyectos detectados, se destaca el de mejorar el club comunitario, que tiene un comedor, agregándole un módulo de baños con duchas; se espera también poder construir un centro de recepción para los visitantes.
En Misiones, el “Proyecto 600 hectáreas” avanza: Mensajero Periódico Turístico informaba el lunes 2 de octubre de 2006, que se construirán 24 hoteles en plena selva, sobre el río Iguazú. Para ello, los indígenas de la comunidad Guaraní Yryapú, recibirán la mitad de las tierras -declaradas Reserva Natural y Cultural por el gobierno de la provincia-, que reclaman hace siglos, cediendo la otra mitad. Miguel Morínigo, cacique de la comunidad, en declaraciones a "Prensa del Iguazú" remarcó que las estrategias turísticas desconocen los derechos ancestrales y jurídicos de los Pueblos Indígenas. Los mismos se encuentran avalados por la Ley Provincial 2.727, la Ley Nacional 23.302, la Constitución Nacional y el Convenio 169 de la OIT,al cual la Argentina se ha suscripto.
El sitio www.biodiversidadla.org da cuenta de las presiones a la que fue sometida esta comunidad, que logró resistir el despojo de sus tierras mediante protestas. Las empresas que tienen proyectos en el predio, reunidas en la Asociación Selva Iryapú, han recibido once permisos para los emprendimientos. El presidente de esta asociación, Ignacio Gutiérrez Zaldívar, declaraba: “… tenemos como vecinos a los guaraníes con los que vamos a estar juntos. Y el gran desafío es capacitar a 3.600 personas de acá de la zona, para trabajar en los hoteles”[5]. En esta comunidad, es más que urgente no sólo capacitar sino asistir en necesidades básicas acuciantes a la población local: una de las hijas del cacique Morínigo murió por problemas alimentarios por desnutrición y tuberculosis asociada a la desnutrición.
Vale la pena citar las declaraciones de Pere Salvá Tomás, catedrático de la Universitat de les Illes Balears, a La Agencia de Viajes, el 25 de septiembre de 2006: “Lo que se traslada es un modelo fordista de resorts, a los que yo llamo campos de concentración de turistas (porque están aislados y todo está incluido en esa área)… esta gente invierte donde hay ventajas fiscales por parte de los gobiernos y se aprovechan de que haya una población a la que le puedan pagar unos sueldos muy bajos…”.
Un caso en ciernes, con una formulación promisoria para ciertos sitios paradigmáticos de la Argentina, lo constituye la experiencia del Profode (Plan de Fortalecimiento y Estímulo a Destinos Emergentes), que no cuenta con fondos internacionales. Está destinada –según informa la Secretaría de Turismo de la Nación- a potenciar la competitividad turística y la generación de trabajo en la región, con los aportes del Consejo Federal de Inversiones (CFI), el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad de la Nación y el Gobierno provincial con el cual se esté trabajando. Los objetivos planteados en el programa –entre otros- son trabajar en conjunto con los actores partícipes de la actividad como así también con las comunidades anfitrionas; promover la modalidad de turismo comunitario y propiciar el “empoderamiento” (traducción de la palabra en inglés “empowerment”) y gestión de la actividad por parte de los agentes locales. No se han definido aun, según informa la Secretaría de Turismo de la Nación, los hitos por cada una de las acciones: se prevé hacerlo en diciembre. En este momento el programa está siendo desarrollado en el corredor Villa Unión-Valle Fértil (zona cercana al Sitio Patrimonio de la Humanidad Ischigualasto/Talampaya).


Desarrollo con equidad: el compromiso de los operadores

En definitiva, pareciera que los mecanismos que garanticen y transparenten una justa distribución de los ingresos que genera el turismo gracias a un área natural o cultural protegida, una vez que los proyectos están en la etapa de ejecución, no están expresados formalmente, en cada caso, en un documento referencial que pueda ser consultado por el público y que comprometa a los actores involucrados. Algunas empresas ofrecen el producto ecoturismo junto con el de turismo aventura: sabemos que son bien diferentes, pero que hay una delgada línea que los separa, basada en la forma en que se encara, según el público y el compromiso de los privados con la conservación y las comunidades. Los “overland trucks”, los “movi trak”, por ejemplo, ofrecen safaris a sitios solitarios y poco frecuentados; otros operadores ofrecen “conquistar las alturas”; o en un cocktail de difícil combinación, “traslados en vehículos 4x4 por la agreste selva del norte argentino”: sin una actitud responsable por parte de los operadores –muchas veces no lugareños- no es posible la sustentabilidad.
La constitución de la Asociación Argentina de Ecoturismo y Turismo Aventura (AAETA), anunciada en la FIT, apunta a "elevar la calidad de los servicios y buscar el profesionalismo" en ese sector. Según la flamante asociación, “el turismo de aventura y el ecoturismo tienen un gran atractivo para buena parte de los nueve millones de turistas extranjeros que visitan Argentina anualmente”. Las actividades incluidas son el rafting, las cabalgatas, bicicletas de montaña, senderismo (trekking), viajes en camiones (overlanding), trineos con perros (mushing), recorridos en todoterreno, turismo en minas y kayak de travesía. Sus titulares destacaron que “en América, Brasil, Chile, México, Venezuela, Perú y Estados Unidos tienen asociaciones que representan a estos sectores. Argentina ya no podía esperar más para contar también con sus prestatarios debidamente organizados”[6]. ¿Cómo evitar que los pobladores del territorio queden marginados de los beneficios de tantas actividades? Una forma es el empleo. Pero, más allá de una relación de dependencia, las comunidades deben, como postula el Profode, buscar el empoderamiento y devenir en gestoras de proyectos propios. Los integrantes de AAETA aseguran que “es necesario poseer normas técnicas que permitan definir parámetros de cómo hacer las cosas”. Entre sus objetivos se menciona la promoción del desarrollo sustentable.
Las asociaciones de este tipo en otros países están indisolublemente unidas a misiones y visiones relacionadas con la protección del ambiente: Aventure Écotourisme Québec, por ejemplo, promueve standards de operación rigurosos en armonía con la naturaleza y sus componentes históricos y culturales. La APTAE, Asociación Peruana de Turismo Aventura y Ecoturismo, establece entre sus objetivos “procurar que una parte de los ingresos que provengan de las cuotas o actividades sea utilizado en el manejo, conservación y recuperación de los recursos que son la razón de la existencia de las actividades”. La mención al ambiente y a los recursos, sin embargo, aparecen algo disociadas del concepto de comunidad local.
Es cierto que los pobladores locales se benefician con el desarrollo de servicios e infraestructura, sobre todo cuando son de propiedad comunitaria. El Estado está presente con planteos más integradores. No obstante, después de los anuncios y las firmas de convenios, después de los testimonios periodísticos, después de la formulación de los planes, habrá que prestar atención a los resultados, para hacer verdad –desde lo público y lo privado- la premisas de “Turismo con equidad” y el slogan “Cuando el turismo empieza a mover un pueblo, mueve mucho más que turistas”.
[1] Ceballos-Lascuráin, Héctor: Modalidad turística ambientalmente responsable consistente en viajar o visitar áreas naturales relativamente sin disturbar con el fin de disfrutar, apreciar y estudiar los atractivos naturales (paisaje, flora, fauna silvestre, gea) de dichas áreas, así como cualquier otra manifestación cultural (del pasado o del presente) que pueda encontrarse en ellas, a través de un proceso que promueve la conservación, tiene bajo impacto ambiental y cultural y propicia un involucramiento activo y socio económicamente benéfico de las poblaciones locales.
The International Ecotourism Society (TIES): Es un turismo en la naturaleza que es ecológicamente sostenible, basado en áreas relativamente no disturbadas; es no deteriorante, contribuye a la conservación del ambiente y mejora el bienestar de los pobladores locales.
Organización Mundial del Turismo (OMT): Es un turismo en espacios poco actuados por el hombre, que debe contribuir a la protección de la naturaleza y al bienestar de las poblaciones locales.
[2] http://www.monde-diplomatique.fr/2006/07/VIGNA/13608
[3]Ecoturismo de los Esteros del Iberá, en el marco del proyecto GEF/PNUD/ECOS ARG 02 G35 “Con este motivo, se desarrolló una serie de talleres a los cuales se invitó a las comunidades, a los restantes equipos de trabajo involucrados en el plan de manejo, y a las distintas autoridades provinciales y nacionales interesadas. En dichos talleres se habló sobre diversos temas relacionados con el ecoturismo, conservación y protección de paisajes. Algunos de los temas más destacados fueron un acercamiento a la Interpretación ambiental, Capacidad de carga de la laguna Iberá y Carlos Pellegrini y Calidad de la visita, entre otros”. www.naturalezaparaelfuturo.org

[4] Proyecto PNUD ARG 05/015 "Formulación de una estrategia para el Turismo Sostenible en las Reservas de Biosfera y Sitios Ramsar" http://www.ambiente.gov.ar/
[5] www.elparanaense.com.ar
[6] http://www.cronica.com.ar/article/articleview/1164818569/1/20

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
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